No hay camino hacia el diálogo; el diálogo es el camino

La conversación humana es la manera más antigua que tenemos de entendernos y vivir en comunidad. Cuando podemos sentarnos para hablar, y escuchar, las cosas se vuelven más simples, más nítidas.

El mundo es cada vez más complejo, y cuanto más complejo es el mundo, más necesitamos encontrar la manera de mantener simples conversaciones para atravesar por las situaciones difíciles. Y sí, es cierto que dialogar con intención de entenderse genuinamente y de llegar a un lugar de encuentro requiere tiempo, cuidado, y amor. Tiempo de calidad con la voluntad de crear conjuntamente y tiempo para escuchar al otro, cuidado con lo que decimos y cómo lo decimos para tratar al otro con respeto, y amor por el ser humano a pesar de las diferencias.

Cuando esto no sucede, cuando no nos dedicamos tiempo a conversar, cuando no cuidamos lo que comunicamos, cuando no somos capaces de mostrar amor por otro ser humano que tiene ideas distintas, nos distanciamos unos de otros, dejamos de actuar con inteligencia, y entonces empezamos a defender solamente nuestro territorio, nuestra visión, a menudo despreciando el impacto que tenemos en el entorno y en otros. Abandonamos nuestra humanidad, y dejamos de ver la humanidad del otro.

Para tratar situaciones complejas necesitamos volver nuestra mirada hacia el otro, abriendo mente y corazón, y empezar un diálogo. El diálogo es la manera de transformar nuestro mundo juntos. Y necesitamos estar dispuestos a escuchar con la voluntad de poder ser cambiado, en vez de enrocarnos en una posición inamovible.

Necesitamos ser capaces de hablar con los que hemos llamado enemigos, y utilizar cualidades que todos poseemos: liderazgo, honestidad, responsabilidad, imaginación, coraje y esperanza.

A veces sentimos que necesitamos encontrar el camino que nos devuelve al diálogo, al encuentro con el otro.

Y emulando a Gandhi...

...no hay camino hacia el diálogo; el diálogo es el camino.